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Alfabetización informacional – Atria https://atriaconsultora.com Estrategias en gestión de información Sun, 19 Apr 2020 19:44:03 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.2 https://atriaconsultora.com/wp-content/uploads/2018/08/icono-100x100.png Alfabetización informacional – Atria https://atriaconsultora.com 32 32 Viralizar no es comprobar: salud de la información que compartimos https://atriaconsultora.com/index.php/2020/04/19/viralizar-no-es-comprobar-salud-de-la-informacion-que-compartimos/ https://atriaconsultora.com/index.php/2020/04/19/viralizar-no-es-comprobar-salud-de-la-informacion-que-compartimos/#respond Sun, 19 Apr 2020 19:44:48 +0000 http://atriaconsultora.com/?p=1593
Viralizar no es comprobar: salud de la información que compartimos

por Leticia Lizondo

En un post anterior tratamos sobre el tamaño creciente de Internet y el desafío que trae: la sobreinformación, infoxicación, sobrecarga informativa y otros nombres similares.
Pero la abundancia de información es sólo la punta del iceberg, el comienzo de un problema más importante que no sólo involucra la cantidad sino la calidad.

Infodemia, noticias falsas, fake news, bulos son términos que dan nombre a una problemática bastante grave y de responsabilidad compartida entre varios actores. ¿De qué se trata? En palabras simples, se trata de la existencia y circulación dinámica de información no fidedigna o engañosa, a gran escala.

 

¿Cuál es el problema que presenta la información?

Actualmente el flujo de información en general es muy complejo por varios factores:

  • CREACIÓN: cualquier persona puede crear información,
  • TEMA: hay información de todo tipo (temáticas),
  • CIRCULACIÓN: hay muchos canales de circulación; la web, redes sociales, aplicaciones de mensajería (como Whatsapp), medios tradicionales de difusión (TV, radio, cine), comunicación interpersonal (de persona a persona)
  • VELOCIDAD: es muy común que la información se viralice muy rápido, es decir, se distribuya a una gran cantidad de personas en muy poco tiempo.

Pero hay una característica MUY IMPORTANTE y DECISIVA que tiene la información, la cual es siempre dejada para la última etapa de análisis, nunca es tenida en cuenta. O lo que es más grave, se tiene en cuenta luego de que se distribuya.
Se trata de la VERACIDAD de la información, es decir, del valor de verdad que contenga. Y esto está relacionado directamente con la fuente creadora que sustenta lo que dice esa información.
Siempre es conveniente buscar la fuente autorizada que está detrás de cada afirmación. Si no hay una, entonces debemos descartar esa información, o ponerla en duda.

*** La viralización de una información no quiere decir que sea verdadera ***

 

¿Cómo nos comportamos con la información?

Como parte de nuestros hábitos actuales, el re-envío (prácticamente en forma automática) de casi todo lo que recibimos es algo que distingue la forma en que socializamos la información con otras personas.
Nuestra posición ante la información no debe ser pasiva, sino siempre crítica. Debemos hacernos las siguientes preguntas:

  • ¿quién envía esto?
  • ¿quién es el/la autor/a?
  • ¿es verdad lo que afirma?

Por ejemplo, en el caso de la información sobre salud (tema actualmente crítico por la pandemia del coronavirus Covid-19), comprobar el origen y la fuente se vuelve más importante aún. La fuente de esa información debe ser autorizada en su tema, es decir, ser una entidad oficial, reconocida y especialista en el tema en cuestión. La información que haya creado esta entidad debe aparecer en sus medios de comunicación: página web y redes sociales, por ejemplo.

 

¿Qué podemos hacer para modificar nuestra conducta con la información?

Comprobar cada información que nos llega es algo que podemos hacer sin ser especialistas. Existen distintas herramientas y consejos que podemos poner en práctica y compartir con los demás.

El bibliotecario español Julio Alonso Arévalo, comparte en el blog Universo Abierto una traducción de la infografía titulada “Cómo detectar noticias falsas” realizada originalmente por IFLA (International Federation of Library Associations and Institutions, Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas). La adjuntamos a continuación, pero podés verla en el blog original haciendo clic aquí.

Cómo detectar noticias falsas

 

En Argentina, la Agencia Nacional de Discapacidad publicó un video titulado “¿Qué es la infodemia?” donde brinda consejos saludables respecto a compartir información sobre salud. Para verlo, hacer clic aquí.

 

El Consejo Nacional de Justicia de Brasil, la BBC y el sitio web Factcheck.org publicaron la infografía titulada “Guía para identificar noticias falsas (antes de mandarlas a tu grupo de Whatsapp)”. Accedé a ella aquí.

Guía para identificar noticias falsas

 

En particular, para los temas vinculados a la salud y teniendo en cuenta la actual situación sanitaria a nivel mundial, recomendamos consumir y distribuir productos informativos provenientes de las siguientes organizaciones:

Nivel: mundial
Nombre original: World Health Organization
Sigla original: WHO
Nombre en español: Organización Mundial de la Salud
Sigla en español: OMS
Sitio web: https://www.who.int/es
Facebook fanpage: https://www.facebook.com/WHO/
Instagram: @who o https://www.instagram.com/who/
Twitter: @WHO o https://twitter.com/WHO

Nivel: panamericano/latinoamericano
Nombre original: Panamerican Health Organization
Sigla original: PAHO
Nombre en español: Organización Panamericana de la Salud
Sigla en español: OPS
Sitio web: https://www.paho.org
Facebook fanpage: https://www.facebook.com/PAHOWHO
Instagram: @opspaho o https://www.instagram.com/opspaho/
Twitter: @opsoms o https://twitter.com/opsoms

Nivel: nacional (para el caso de Argentina)
Nombre original: Organización Panamericana de la Salud – ARGENTINA
Sigla original: OPS Argentina
Sitio web: https://www.paho.org/arg/
Facebook fanpage: https://www.facebook.com/opsomsargentina
Twitter: @opsargentina o https://twitter.com/opsargentina

Nivel: nacional (para el caso de Argentina)
Nombre original: Ministerio de la Salud – Argentina
Sitio web: https://www.argentina.gob.ar/salud
Facebook fanpage: https://www.facebook.com/msalnacion
Instagram: @msalnacion o http://www.instagram.com/msalnacion
Twitter: @msalnacion o http://www.twitter.com/msalnacion

Asimismo, para cada país en particular y sus provincias/estados/departamentos/distritos, corresponderán como entidades confiables y oficiales, ministerios, secretarías y municipalidades, institutos de investigación, institutos asistenciales (hospitales, clínicas).

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¿Estás seguro que sabés qué es un bibliotecario? https://atriaconsultora.com/index.php/2019/09/26/estas-seguro-que-sabes-que-es-un-bibliotecario/ https://atriaconsultora.com/index.php/2019/09/26/estas-seguro-que-sabes-que-es-un-bibliotecario/#respond Thu, 26 Sep 2019 12:30:21 +0000 http://atriaconsultora.com/?p=1307
¿Estás seguro que sabés qué es un bibliotecario?

por Leticia Lizondo

Actualmente es indiscutible que la profesión del bibliotecario no es muy conocida más allá del nombre. O mejor dicho, es mal conocida. Es clásico que creas que nuestro trabajo se reduce a acomodar/contar/prestar/controlar libros y vigilar salas de lectura. Más aún, casi nadie se imagina que se debe estudiar una carrera universitaria para convertirse en este profesional. Y si queremos agregar misterio, seguramente pensarás que todas las bibliotecas son iguales, nunca imaginarías que hay bibliotecas escolares, universitarias, especiales, etc. Por eso cuando conocés a un/a bibliotecario/a le preguntarás ¿eso se estudia? ¿acomodás libros todo el día?

Personalmente he estado ante situaciones similares y siempre me propuse tomarlas como oportunidades para experimentar: ensayar distintas formas de explicar y describir, y analizar las reacciones de las personas. Nunca lo expliqué de igual manera y afortunadamente, siempre las reacciones fueron positivas y de sorpresa.

Si hay algo que especialmente fue exitoso al momento de explicar qué hace un bibliotecario, fue hablar de los que asisten a la biblioteca (usuarios) en lugar de los profesionales que trabajan en ella. Describir los beneficios que obtienen los usuarios, las posibilidades de crecimiento y progreso, de descubrimiento e independencia, es una buena estrategia para explicar a qué se dedican los Profesionales de la Información. Más allá de todo romanticismo, existen muchas personas que no sólo no conocen el alcance de sus derechos sino que tampoco saben qué pueden hacer por ellos y por vos, los bibliotecarios y las bibliotecas. Más grave aún es que no saben, a veces, que pueden aprender a buscar información para analizar sus opciones, para tomar sus decisiones y porqué no, para enseñar a otros.

 

¿Estás seguro que sabés qué es un bibliotecario?

 

Después de todo, el USUARIO (es decir, vos) siempre fue el centro de nuestro quehacer. Todas nuestras actividades tienen un producto o resultado final pensado para él y a la vez los nuevos servicios que habilitamos en las bibliotecas suelen ser originados por inquietudes que vos mismo traés y planteás, y a las cuales debemos responder.
Más allá del tipo de biblioteca (o bibliotecario, material, servicios) siempre hay un factor en común y podés encontrar parte de él en una frase clásica que suele aparecer en la misión de cualquier biblioteca (¿sabías que las bibliotecas tienen una misión?):

“satisfacer las necesidades de información de….”

Esta frase que puede sonar formal y carente de gran significado, “esconde” la naturaleza de nuestras tareas:

  • satisfacer: todas las actividades, tareas, procesos son para poder darte una respuesta cuando nos necesitás, y esa respuesta no necesariamente debe ser puntual, precisa sino que puede generarte inquietud, curiosidad, ayudarte a descubrir.
  • necesidades de información: no sólo se trata de buscar datos o información, sino de obtener lo necesario para que puedas tomar una decisión, para elegir, aprender.
  • de…: ¡nos referimos a vos!

El gran marco de trabajo para nuestras tareas (tan grande que a veces no se ve) tiene tres puntos principales:

  • en cualquier servicio de cualquier ámbito, la respuesta se da ante un pedido. Los bibliotecarios no esperamos pedidos, los imaginamos y nos preparamos de antemano.
  • nuestro ambiente natural son las bibliotecas, pero no es exclusivo, nuestras actividades también tienen un gran potencial fuera de ellas porque nuestro leitmotiv (vos) no siempre está en ese espacio, y por lo tanto, sus necesidades tampoco.
  • no proporcionamos información de forma unidireccional y vertical, no somos despachantes de datos/información sino que te enseñamos a buscar información y analizarla para que tomes tu decisión.

Créditos de las imágenes

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Sobrevivir en Internet: buscar una aguja en un pajar https://atriaconsultora.com/index.php/2019/05/23/sobrevivir-en-internet-buscar-una-aguja-en-un-pajar/ https://atriaconsultora.com/index.php/2019/05/23/sobrevivir-en-internet-buscar-una-aguja-en-un-pajar/#respond Thu, 23 May 2019 17:21:12 +0000 http://atriaconsultora.com/?p=1055
Sobrevivir en Internet: buscar una aguja en un pajar

por Leticia Lizondo

Hoy en día la primera reacción de casi cualquier persona ante la necesidad de un dato puntual o información es la misma: buscar en Internet. Hace  diez años (o incluso más atrás) se trataba de un buen consejo y con éxito asegurado. En 2019 es prácticamente equivalente a decir “buscálo por ahí”.

Internet ya no es un lugar donde buscamos información, sino que es una plataforma sobre la cual interactuamos con la información. Y esa interacción no se limita a BUSCAR sino también a CREAR, MODIFICAR, DUPLICAR, COMPARTIR, TRANSMITIR, DIFUNDIR.
¿Cómo creamos información en Internet? Ejemplos: publicar una foto en Instagram, publicar un tuit, enviar un mail, comentar una noticia de un diario, crear un documento compartido, publicar un post en un blog, completar una encuesta, hacer una reseña de un restaurant, etc.

Hay una característica en particular, muy específica, de la Internet de hoy que recibe distintos nombre que apuntan a la misma dificultad: infoxicación, sobreinformación, sobrecarga informativa.
¿A qué se refiere esto? Se refiere a la gran cantidad de información existente y disponible, y, en comparación, la limitada capacidad de procesamiento de la misma. Porque la velocidad de avance de esta última no puede alcanzar a la velocidad de crecimiento de la información. Y esto nos lleva justamente a un gran interrogante.

¿Cuál es el tamaño de Internet?

Para tratar de entender el tamaño de Internet o de dimensionar la cantidad de información que contiene, no sólo debemos pensar en su tamaño actual sino en la cantidad de información generada diariamente y en la cantidad de usuarios existentes. Pero justamente otra característica muy particular y propia de Internet es su variabilidad, su constante cambio. Crece continuamente y a pasos agigantados. Entonces sólo podemos aspirar a datos relativos.
Si fuera posible determinar el tamaño exacto de la información que hay en Internet, en el mismo momento en que lográramos llegar a ese número, ese dato ya caducaría y no sería válido.

Pero hagamos el intento, veamos algunos números.

La International Telecommunication Union (ITU) publicó en diciembre último el informe Medición de la Sociedad de la Información 2018 en el que estimaba que para fines de ese año 3.900 millones de personas accederían a Internet. Estimaciones anteriores de este mismo organismo indicaban que en el año 2000 Internet tenía 400 millones de usuarios y esa cantidad había crecido para el 2015 a 3.200 millones.

Según el proyecto World Wide Web Size actualmente existen más de 5.500 millones de páginas web indexadas (es decir, que son registradas en buscadores). Por su parte, Internet Live Stats detecta más de 1.600 millones de sitios web (que pueden estar activos o no).

Pero lo que puede dar una idea aproximada de la infoxicación con la que estamos conviviendo, es ver lo que sucede en 1 segundo en Internet:

  • se envían más de 8.500 tuits
  • se publican más de 900 imágenes en Instagram
  • se realizan más de 74.000 búsquedas en Google
  • se reproducen más de 78.000 videos en Youtube
  • se envían  más de 2.8 millones de mails (de los cuales aproximadamente el 67% son spam)

Los expertos en Social Media Lori Lewis (@LoriLewis) y Chad Callahan (@OfficiallyChadd) nos ilustran estas cantidades en otra unidad de tiempo, a través de su infografía 2019 This Is What Happens In An Internet Minute:

2019 This Is What Happens In An Internet Minute

 

Y también contamos con las estadísticas del informe de Domo Data Never Sleeps 6.0 donde nos muestran la cantidad de datos generados cada minuto no sólo en las redes sociales, sino también en portales y plataformas como Netflix, Ubber, The Weather Channel:

 

¿Cuánta información generamos en Internet durante el tiempo que dura la lectura de esta nota?

La ITU si bien celebra que crezca la cantidad de personas con acceso a Internet, destaca que cada vez será más crucial quelas personas cuenten con aptitudes TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) para el futuro. Y no se refieren a aptitudes técnicas y de navegación, sino a aptitudes avanzadas para obtener información esencial y estar en constante aprendizaje. Porque Internet cambia y se complejiza.

Pronto ya no será relevante acceder a información, sino tener herramientas y/o habilidades para obtener la información que necesitamos.

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La ambigüedad de buscar bibliografía: qué-cómo-dónde, la tríada que casi no usamos https://atriaconsultora.com/index.php/2019/04/23/la-ambiguedad-de-buscar-bibliografia-que-como-donde-la-triada-que-casi-no-usamos/ https://atriaconsultora.com/index.php/2019/04/23/la-ambiguedad-de-buscar-bibliografia-que-como-donde-la-triada-que-casi-no-usamos/#respond Tue, 23 Apr 2019 16:07:28 +0000 http://atriaconsultora.com/?p=947
La ambigüedad de buscar bibliografía: qué-cómo-dónde, la tríada que casi no usamos

por Leticia Lizondo

¿Qué entendemos por bibliografía?, ¿conocemos sus características?, ¿sabemos las distintas clases de documentos que pueden existir?, ¿buscamos una tesis de la misma forma que buscamos un artículo científico?, ¿cómo citamos ambos documentos? Aunque suenen a preguntas irrelevantes hoy en día, nuestro comportamiento con la bibliografía puede determinar a futuro cómo otros accederán a ella, pero principalmente refleja qué sabemos sobre la misma y también puede marcarnos la facilidad o dificultad en el hallazgo de lo que estamos buscando.

Las tareas investigativas y/o de autoformación impulsan al consumo de bibliografía y muchas veces terminan en la producción de nuevos documentos. Es decir, somos a la vez consumidores y productores de bibliografía. En el caso de las tesis, ya sean de grado o posgrado, los tutores suelen recomendar bibliografía específica a los alumnos o indicarles temas y subtemas para que ellos mismos  la busquen. También es común que los científicos sugieran a sus colegas ciertos documentos sobre otros o comenten últimas líneas de investigación en el campo disciplinar. Los medios de comunicación suelen publicar notas informativas sobre distintas temáticas destinadas al público en general, y suelen incluir la mención de algún estudio o análisis científico publicado sobre el tópico, como una forma de fortalecer la autoridad de lo que se afirma y/o informa.

En situaciones como las mencionadas o similares, la idea de buscar lo que necesitamos suele pensarse como un trámite sin dificultad. La primera opción de la gran mayoría de nosotros es acudir a Internet. Frases como “googleálo”, “buscalo en Internet”, “todo está en Internet”, “bajálo de la web” son clásicas para acompañar sugerencias y recomendaciones generales y no son cuestionadas. Entonces, ¿qué dificultad podrá presentar buscar bibliografía? ¿es realmente tan complejo?

La respuesta es no, no es tan complejo si previamente sabemos qué estamos buscando y, posteriormente, si sabemos dónde deberíamos buscar. Bibliografía es una palabra tan general como Internet: libro, informe, capítulo de libro, tesis de grado, tesis de doctorado, tesis de maestría, trabajo de fin de curso, trabajo de seminario, informe técnico, artículo científico, manuscrito, póster, ponencia de congreso/jornada/simposio, comunicación, discurso, módulo de curso, material de cátedra. La variedad de bibliografía existente actualmente es tan compleja que muchas veces la identificación individual de cada documento se abrevia en sólo en dos puntos, que parecieran ser los únicos que importan: AUTOR y TÍTULO. La siguiente acción que se puede esperar es iniciar una búsqueda en Google (o cualquier otro buscador) con estos dos datos y comenzar horas y horas de navegación a ciegas, con resultados frustrantes. Pero la complejidad y variedad también está en las fuentes de búsqueda disponibles: repositorios de tesis de posgrado, de informes técnicos de investigación, catálogos colectivos de bibliotecas, bibliotecas digitales, portales de revistas de acceso abierto, redes sociales científicas, etc. ¿Cómo podemos determinar su validez?

Saber QUÉ tipo de documento estamos buscando no sólo reduce el tiempo de búsqueda, sino que aumenta las posibilidades de encontrarlo. Por supuesto que no nos garantiza su hallazgo, pero sí nos asegura que no invertiremos tanto tiempo en una búsqueda global sin sentido, rastreando un documento donde seguramente no está. ¿Tiene sentido buscar un libro en un portal de tesis?, ¿cómo se puede encontrar un artículo científico contando sólo con título y autor?

Además, si no sabemos qué estamos buscando, CÓMO encontrarlo puede ser una gran inversión de tiempo. La mayoría de las fuentes de información mencionadas anteriormente almacenan los metadatos de los documentos en forma estructurada, permitiendo búsquedas de nivel básico y avanzado: por título o palabras en el título, por autor, por fecha, por tema, por editor, por palabras en el resumen. Definitivamente buscar un documento en estas fuentes será más fructífero que realizarlo a ciegas en Google.

Mención aparte, pero no menos importante, merece la citación de la bibliografía, ya que citarla como corresponde no sólo permite a otros identificarla correctamente y, por lo tanto, encontrarla sino contribuir a respetar la integridad del autor y su trabajo. Una cita mal redactada, con un dato erróneo o faltante imposibilita la recuperación final del documento.

En resumen son varios los factores a tener en cuenta cuando USAMOS bibliografía y que deberíamos incorporar a nuestro modo de consumo y producción, como hábitos saludables que nos permitan ser USUARIOS conscientes e independientes que no subestiman la complejidad de la búsqueda.

¿Te gustaría saber más sobre este tema? Te recomiendo nuestra capacitación “Back to Cite: coordenadas para la búsqueda de bibliografía”. Este curso ayuda a adquirir competencias y familiarizarse con herramientas para saber QUÉ bibliografía estamos buscando, DÓNDE encontrarla y CÓMO citarla, preguntas importantes que todos buscamos responder.

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La alfabetización académica en la educación superior: concepto, características y relación con la alfabetización informacional https://atriaconsultora.com/index.php/2019/04/11/la-alfabetizacion-academica-en-la-educacion-superior-concepto-caracteristicas-y-relacion-con-la-alfabetizacion-informacional/ https://atriaconsultora.com/index.php/2019/04/11/la-alfabetizacion-academica-en-la-educacion-superior-concepto-caracteristicas-y-relacion-con-la-alfabetizacion-informacional/#respond Thu, 11 Apr 2019 18:44:50 +0000 http://atriaconsultora.com/?p=897
La alfabetización académica en la educación superior: concepto, características y relación con la alfabetización informacional

por Melisa Fuentes Kren

 

Las transformaciones producidas en nuestras sociedades durante los últimos años han puesto en evidencia que el concepto tradicional de alfabetización, entendida como el dominio de la palabra escrita, ya no es suficiente en el contexto en que nos hallamos inmersos, la Sociedad de la Información o Sociedad del Conocimiento. Actualmente el “aprender a aprender” y la formación permanente se han vuelto un requisito fundamental tanto en el nivel educativo básico como en la educación superior.

 

Una definición de alfabetización académica

La denominada “alfabetización académica” responde a estas nuevas demandas, pero la implementación de proyectos para su desarrollo constituye una tarea de gran complejidad. Esta temática ha sido abordada por autores como Paula Carlino [1], dada su importancia en la formación de los estudiantes, los cuales se convertirán a mediano plazo en nuevos profesionales de sus respectivas disciplinas.

También denominada como alfabetización terciaria o alfabetización superior, Carlino la define como “el conjunto de conceptos y estrategias necesarios para participar en la cultura y el discurso de las disciplinas así como en las actividades de lectura y escritura requeridas para aprender en la universidad”.

 

La relación entre alfabetización académica y alfabetización informacional

Sin embargo, no es posible ubicar el desarrollo de las competencias propias de la alfabetización académica en un compartimiento estanco, sino que la misma se complementa con la llamada “alfabetización informacional”. Podemos definir a esta última como la adquisición de aquellas habilidades que permiten reconocer una necesidad de información, así como también encontrar dicha información, evaluarla, utilizarla y comunicarla de manera efectiva.

En tanto la alfabetización informacional es un término más amplio y abarcativo, una persona alfabetizada en información es capaz de localizar la información que necesita, como así también de determinar su relevancia y precisión, y aplicarla en la solución de problemas y en la toma de decisiones.

Por lo tanto, desde una concepción que va más allá de la tradicional, cuando en la actualidad describimos a una persona alfabetizada nos referimos a aquella que posee las competencias necesarias para ser un aprendiz independiente a lo largo de su vida, es decir que está capacitada para “aprender a aprender”.

 

Algunas características propias de la alfabetización académica

Es así que la alfabetización en información y la alfabetización académica poseen muchos puntos de contacto, incluyendo aquello que respecta a la formación permanente. Sin embargo, esta última apunta directamente a prácticas de lenguaje y pensamiento enmarcadas en el ámbito académico.

Es decir que la alfabetización académica se refiere a una forma particular de razonar y comunicarse de aquellos individuos pertenecientes a una comunidad académica determinada, con el objetivo de dar a conocer sus investigaciones, sus proyectos y las conclusiones a las que han arribado, contribuyendo con ello al crecimiento del saber de su disciplina.

Esta concepción de la alfabetización académica también implica aquel proceso por medio del cual se logra la integración a dicha comunidad científica y/o profesional, mediante la apropiación de su cultura discursiva. Así, Carlino compara la llegada de un estudiante universitario a la disciplina como la incursión de un inmigrante a una cultura nueva, en la que deberá aprender a interactuar adecuadamente, y de cuyo discurso deberá apropiarse.

 

Consideraciones finales

La escritura no sólo puede servir como medio de expresión de pensamientos y de transmisión de conocimiento, sino que constituye también un instrumento que permite analizar, transformar e incrementar el propio saber. La concepción tradicional de alfabetización en la producción de textos presenta serias limitaciones, dando lugar a una idea más amplia que ya no se remite únicamente a las habilidades aprendidas durante la escolaridad básica y obligatoria, sino que es necesario aprender a lo largo de toda la vida.

La alfabetización informacional permanente es un requisito para desenvolverse en nuestras cambiantes sociedades, y el ámbito académico no escapa de estas nuevas condiciones; es por ello que en el nivel superior la alfabetización académica de los estudiantes debe ser promovida desde las instituciones, ya que para ellos es tan necesario aprender los conceptos de sus disciplinas como las prácticas discursivas propias de las mismas.

[1] Carlino, P. (2003). Alfabetización académica: un cambio necesario, algunas alternativas posibles. Educere, 6(20), 409-420. Mérida, Venezuela: Universidad de los Andes.
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