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Ciencia y tecnología – Atria https://atriaconsultora.com Estrategias en gestión de información Tue, 14 Jan 2020 19:04:36 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.5.2 https://atriaconsultora.com/wp-content/uploads/2018/08/icono-100x100.png Ciencia y tecnología – Atria https://atriaconsultora.com 32 32 Sugerido del Mes: Biblioteca Electrónica e Ciencia y Tecnología – MINCYT https://atriaconsultora.com/index.php/2020/01/14/sugerido-del-mes-biblioteca-electronica-e-ciencia-y-tecnologia-mincyt/ https://atriaconsultora.com/index.php/2020/01/14/sugerido-del-mes-biblioteca-electronica-e-ciencia-y-tecnologia-mincyt/#respond Tue, 14 Jan 2020 18:57:05 +0000 http://atriaconsultora.com/?p=1474


Por Eugenia Huinchulef

La Biblioteca Electrónica de Ciencia y Tecnología de la República Argentina, dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, fue creada en 2002 como resultado de un Acuerdo Bilateral con Brasil. El objetivo es brindar acceso online a artículos completos de publicaciones periódicas científicas y tecnológicas, bases de datos referenciales, resúmenes e información bibliográfica nacional e internacional de relevancia para los integrantes del Sistema de Ciencia y Tecnología. La puesta en marcha del proyecto contó con el apoyo financiero del Programa de Modernización Tecnológica II, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Se trata de una Biblioteca sin colección física, a la cual se puede ingresar íntegramente por internet desde la dirección www.biblioteca.mincyt.gob.ar

En la misma, los usuarios pueden acceder a textos completos de publicaciones científicas de distintas disciplinas, obras monográficas, estándares en texto completo y distintos recursos de Acceso Abierto, que son seleccionados a través de procesos de evaluación que garantizan su calidad.


Repositorios


Desde esta Biblioteca se pueden consultar en forma gratuita publicaciones adheridas al Sistema Nacional de Repositorios Digitales y de la Red Federada Latinoamericana de Repositorios Institucionales de Publicaciones Científicas (LA Referencia). Todos estos materiales pueden ser utilizados con propósitos ligados a la investigación científica, a la educación o a la gestión de políticas públicas.

Asimismo y desde instituciones habilitadas, a través de esta plataforma investigadores argentinos que pertenecen a Organismos e Instituciones del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI) tienen acceso al texto completo de más de 21.000 títulos de publicaciones científicas, más de 22.000 libros, 3.000 estándares y alrededor de 19.000 conferencias y congresos, como así también a bases de datos referenciales. Cabe destacar que se brinda la posibilidad de acceder a servicios suscriptos únicamente desde PCs disponibles en instituciones habilitadas.

En forma permanente se lleva un registro de la demanda de los usuarios, lo cual permite seleccionar los contenidos a incorporar. Las publicaciones de Acceso Abierto se incorporan periódicamente a través de:

  • SciELO.Biblioteca Científica Electrónica en Línea creada por la Fundación para el Apoyo a la Investigación del Estado de São Paulo y el Centro Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud que permite la publicación electrónica de ediciones completas de revistas científicas.
  • Directory of Open Access Journals (DOAJ). Listado de revistas de acceso libre científicas y académicas, que implementan la revisión por pares para el control de la calidad editorial, gratuitas al momento de su publicación.

Para conocer los recursos disponibles por suscripción, en cada institución se puede consultar la sección instituciones habilitadas o se puede consultar a los Coordinadores designados. La Biblioteca Electrónica de Ciencia y Tecnología es de acceso gratuito para todos los usuarios miembros de los organismos e instituciones habilitados del país.

 

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Paradigmas de comunicación científica: ¿cuál debe ser el rol del Área de Comunicación en las instituciones dedicadas a la investigación y la tecnología? https://atriaconsultora.com/index.php/2019/06/30/paradigmas-de-comunicacion-cientifica-cual-debe-ser-el-rol-del-area-de-comunicacion-en-las-instituciones-dedicadas-a-la-investigacion-y-la-tecnologia/ https://atriaconsultora.com/index.php/2019/06/30/paradigmas-de-comunicacion-cientifica-cual-debe-ser-el-rol-del-area-de-comunicacion-en-las-instituciones-dedicadas-a-la-investigacion-y-la-tecnologia/#respond Sun, 30 Jun 2019 20:59:00 +0000 http://atriaconsultora.com/?p=1128

Por Eugenia Huinchulef

En las últimas décadas se ha puesto de manifiesto que comunicar los conocimientos a la sociedad y promover la construcción de una cultura científica forma parte de las responsabilidades de los organismos públicos de investigación. En este contexto, se debe proceder a analizar qué rol cumplen las áreas de comunicación, que comienzan a ser definidas como instancias de mediación o “interfaces” entre las instituciones científicas y las comunidades en las que estas desarrollan sus actividades.

Esto va de la mano con las estrategias y actividades que dichas áreas pueden promover a partir de la interrelación de distintas variables en juego: multiplicidad de saberes que se pueden y deben transmitir, una amplia variedad de destinatarios, la utilización de distintos medios de comunicación y recursos tecnológicos, disponibilidad de recursos humanos y materiales, un adecuado financiamiento y una clara política de comunicación institucional que incluya los temas considerados como prioritarios para divulgar socialmente.

El análisis de estos factores debe generar, a su vez, un replanteamiento acerca de qué paradigma de comunicación científica se ejerce en el quehacer cotidiano, el cual indefectiblemente se plasma en la proyección social de la institución.

Neffa y Cortassa [1] citan dos programas teóricos vinculados con las modalidades de comunicar ciencia que están vigentes y confluyen en las instituciones científicas públicas de Argentina. Por un lado, identifican el “modelo de déficit cognitivo” de los receptores y por el otro, el “modelo interactivo”, orientado a promover un diálogo horizontal entre ciencia y sociedad.

El primer paradigma, el modelo deficitario, reproduce el esquema unidireccional de los primeros enfoques teóricos elaborados para explicar el proceso de comunicación, que se resume como el pasaje de información de un emisor (científico) que dispone de conocimientos hacia un receptor (sociedad) carente de los mismos. Se considera, entonces, que la transmisión es efectiva cuando es posible modificar las percepciones y actitudes de los receptores hacia el tema. “El debate se centra en superar la inconmensurabilidad de los códigos entre expertos y públicos, o en el rol del mediador como un traductor para facilitar la comunicación entre ambos. Pero se fue acumulando evidencia empírica que contradecía el supuesto de una relación directa entre el nivel de alfabetización de los individuos y su valoración de la ciencia” [2]. Esta “visión dominante de la divulgación” se basa en la noción idealizada de un conocimiento científico puro, a partir de la cual los científicos llenan el vacío de información de un público que es analfabeto. “Los científicos saben, el público no sabe y los divulgadores son mediadores e intermediarios que traducen lo que los científicos dicen para que el público aprenda. Pero no necesariamente un público más informado es un público que apoye más a la ciencia”, afirma Ana María Vara [3].

El déficit cognitivo del público como modelo de la apropiación social de la ciencia es debatido desde la década de los 90s. Así, fueron surgiendo distintos modelos alternativos, nucleados en la denominada concepción interactiva del proceso de comunicación científica. Neffa y Cortassa describen este paradigma como una síntesis del “Modelo de las Tres D” de Miller [4], orientado a detectar y promover condiciones para el diálogo, la discusión y el debate horizontal entre expertos y públicos. En el enfoque interactivo se considera que los destinatarios cuentan con su propia dotación de saberes y competencias, valores y criterios, que les permiten asumir un papel activo en la relación. Asimismo, el público no es una masa homogénea, sino que existe diversidad. La ciencia se hace más cercana y real, pierde el supuesto halo de especificidad y lejanía intocable. Lewenstein [5] analiza tres perspectivas conducentes a considerar una mayor interacción del público con la producción y divulgación de la ciencia. Desde la perspectiva contextual, se subraya el carácter activo de la recepción de la información científica, influenciada por los factores psicológicos y contextuales propios de los receptores. Los estudios de experticia popular, a su vez, parten de una reivindicación del conocimiento local y de sentido común frente al rechazo y negación sistemática de esos saberes por parte de los especialistas. Por último, el modelo participativo se caracteriza por implicar a la ciudadanía en actividades destinadas a la discusión pública de temas de ciencia y tecnología, con una impronta subyacente de democratizar la toma de decisiones en ciencia y tecnología y el control de sus aplicaciones.

Vara [6] cita los trabajos de David Dickson – editor de la Revista Nature y co-fundador del portal SciDev.net- que se enmarcan dentro del modelo interactivo. El enfoque de diálogo promueve que los científicos que escuchen y respondan a las preocupaciones del público; esto implica que los investigadores puedan aproximarse al uso de un lenguaje más general y que el periodismo científico se torne más pluralista en el uso de sus fuentes, incluyendo a otros sectores sociales. Y el modelo de dar poder representa a un público compuesto por ciudadanos que pueden participar en las decisiones públicas sobre la ciencia. Es así que el público debe disponer de información que implique una completa conciencia acerca del modo en que el conocimiento científico se produce y aplica, de manera que puedan tomar o apoyar decisiones correctamente informadas.

Según Neffa y Cortassa [7] se puede señalar que existe una brecha entre el discurso explícito y las prácticas reales que desarrollan los organismos públicos de ciencia en Argentina en materia de divulgación científica. Esto significa que, si bien se pretenden promover acciones tendientes a lograr un esquema interactivo en el marco de la divulgación científica, por otro lado siguen existiendo prácticas centradas en el modelo deficitario. Y es que la transición no es sencilla. Ante esta realidad, se proponen sugerencias tendientes a consolidar el papel de las interfaces (áreas) institucionales de comunicación como promotoras de una apropiación pública de la ciencia activa y crítica, dando por supuesto que son un mecanismo necesario para realizar la transferencia de conocimientos. Asimismo, además de la divulgación de conocimientos a través de los medios de comunicación, se deben poner en marcha otras experiencias que promueven una mayor interacción del ámbito científico y la sociedad: muestras, ferias, museos, utilización de herramientas de internet.

En una publicación para la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) en 2011, Vladimir De Semir [8] hizo una recopilación de recomendaciones de veinticuatro expertos en comunicación científica para mejorar la comunicación pública de las ciencias. Entre ellas se mencionan:

1). Los científicos y las organizaciones dedicadas a la investigación y el desarrollo deben seguir una política de confianza y una relación basada en el diálogo con el público, para lo que se debe promover la participación en foros, conferencias e iniciativas de debate;

2). Los científicos y las organizaciones de investigación deben reconocer la necesidad de enmarcar la comunicación para estructurar el diálogo y avanzar en el debate público más allá de los argumentos polarizados sobre diversos temas;

3). Los estudiantes científicos deben acceder a la enseñanza y aprender a comunicarse con los medios de comunicación y con el público;

4). Los investigadores deben resistir la tentación de describir sus estudios utilizando metáforas excesivas;

5). La comunicación de la ciencia debe investigar nuevas formas de acercarse al público más allá de los medios tradicionales;

6). Las organizaciones científicas tienen la necesidad de conocer los contextos de las numerosas actividades culturales a través de las cuales el público interpreta la ciencia.

Lograr que un área de Comunicación perteneciente a una institución científica emplee estrategias que enmarquen sus actividades dentro del modelo interactivo, significa la implementación de una política de comunicación destinada en cada una de sus acciones a cumplir con este cometido. No basta que se desarrolle una actividad, sino que todas las aristas de trabajo deben estar encaminadas a tal fin.-

[1], [2] y [7] – NEFFA, Gabriela y CORTASSA, Carina. Centro REDES. Un estudio de las áreas de comunicación científica de los organismos públicos de investigación en la Argentina. Revista CPS (Ciencia, público y sociedad), volumen 1, Nº 1, Buenos Aires, 2012 (págs. 2 a 16).

[3] y [6] – VARA, Ana María. El público y la divulgación científica. Del modelo de déficit a la toma de decisiones. Centro de Estudios de Historia de la ciencia José Babini – Universidad Nacional de San Martín. Revista Química Viva. Número 2, Año 6 agosto de 2007.

[4] – MILLER, S. (2001). Public understanding of science at the crossroads. Public Understanding of Science, 10, 115 –120.

[5] – LEWENSTEIN, B. (2005). Models of public communication of science and technology. Departments of Communication and of Science & Technology Studies Cornell University; 2003.

[8] – DE SEMIR, Vladimir. Observatorio de Comunicación Científica de la Universidad Pompeu Fabra. Meta Análisis: Comunicación científica y periodismo científico. Edición: FECYT – Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. Barcelona; 2011.

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Sugerido del mes: La Ciencia del Social Media o el Social Media de la Ciencia https://atriaconsultora.com/index.php/2019/05/15/sugerido-del-mes-la-ciencia-del-social-media/ https://atriaconsultora.com/index.php/2019/05/15/sugerido-del-mes-la-ciencia-del-social-media/#respond Wed, 15 May 2019 14:21:32 +0000 http://atriaconsultora.com/?p=1033
La Ciencia del Social Media o el Social Media de la Ciencia

por Leticia Lizondo

En el blog de Atria Consultora compartiremos mensualmente “El sugerido del mes”, destacando una iniciativa (sitio web, herramienta) que ha llamado nuestra atención, al cual queremos ayudar a difundir y compartir para que sea aprovechado por muchos entusiastas como nosotras.

En esta primerísima ocasión tenemos a Social Media en Investigación, un proyecto creado y gestionado desde 2015 por Lydia Gil, documentalista especializada en redes sociales.

El objetivo de este proyecto es, tal como lo indica en su sitio web, unir Ciencia y redes sociales y ayudar a difundir iniciativas de divulgación científica. Y muy bien que lo hace ya que en poco tiempo ha logrado construir un gran colectivo de seguidores en sus redes sociales que no sólo consumen y comparten sus novedades, sino que ven este espacio como un importante punto de convergencia para distintos proyectos, grupos de trabajo, herramientas, sitios web, entrevistas y otros recursos con un elemento en común: facilitar la comunicación de la ciencia a toda la sociedad aprovechando al máximo el poder del social media.

¿Y qué es la divulgación científica y para qué sirve? La divulgación científica es el acercamiento de la ciencia al individuo no especializado, la comunicación de acciones de la ciencia para una audiencia masiva y usando un lenguaje claro e integrador. Es interesante reflexionar sobre sus aristas como dice Ángel Blanco López (2004)[1]:

  • perspectiva cultural: la ciencia debe ser parte de la cultura de una sociedad porque justamente es consecuencia de ella.
  • perspectiva social: el acercamiento de la ciencia a la sociedad evita una fragmentación de los científicos por un lado y el ciudadano por otro.
  • perspectiva de utilidad: debe servir a la sociedad para que esté informada y pueda tomar decisiones que mejoren su calidad de vida.

Las redes sociales que conocemos todos (Facebook, Twitter, Instagram) también tienen su lado de “aprovechamiento científico” y los divulgadores de ciencia lo saben. Pero el social media tiene fronteras mucho más allá… ¡también están las redes sociales científicas!. Y no sólo ResearchGate, Mendeley o Academia.edu. El crecimiento de la ciencia colaborativa presenta otras alternativas y el panorama se enriquece con muchas más opciones interesantes.

Dos secciones que se destacan en este proyecto son:

  • Charlas con expertos: entrevistas de profesionales de las áreas de Documentación, Social Media, Redes Sociales, Marketing digital y Comunicación Científica.
  • #MujeresDivulgadoras: ciencia con voz de mujer: otro proyecto original nacido en 2017 para aportar visibilidad a las mujeres en el mundo de la divulgación científica. Con dos ediciones en su haber, durante los meses de noviembre presentó a 30 #MujeresDivulgadoras a través de sus biografías, opiniones y videoentrevistas. ¡Esperamos con ansias la 3a. edición!

Un gran hito para Lydia ha sido que Social Media en Investigación fue galardonado con el premio Infoawards 2018 en la categoría “Blog Promesa” y no nos extraña ya que su gran crecimiento tanto en contenidos como en adeptos refleja el entusiasmo compartido entre quienes ponen en marcha la creatividad al servicio de la divulgación científica para que TODOS conozcamos lo que se hace en Ciencia.

Entonces, ¿creías que la ciencia sólo era para científicos? La divulgación científica es una herramienta poderosa de comunicación y… ¡es para vos!

 

[1] Blanco López, A. (2004). Relaciones entre la educación científica y la divulgación de la ciencia. Revista Eureka sobre Enseñanza y Divulgación de las Ciencias, 1(2), pp70-76. Recuperado de http://hdl.handle.net/10498/16448 (1 mayo 2019).
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Claves para comprender la relevancia de las instituciones científicas en la creación de una dinámica propia de la sociedad del conocimiento https://atriaconsultora.com/index.php/2019/04/01/claves-para-comprender-la-relevancia-de-las-instituciones-cientificas-en-la-creacion-de-una-dinamica-propia-de-la-sociedad-del-conocimiento/ https://atriaconsultora.com/index.php/2019/04/01/claves-para-comprender-la-relevancia-de-las-instituciones-cientificas-en-la-creacion-de-una-dinamica-propia-de-la-sociedad-del-conocimiento/#respond Mon, 01 Apr 2019 23:00:08 +0000 http://atriaconsultora.com/?p=917

Por Eugenia Huinchulef

Desde hace aproximadamente 50 años a nivel internacional se asiste a la conformación de la denominada Sociedad de la información, originada a partir de la irrupción de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en el sistema económico – productivo, que tiene consecuencias directas más allá de la apertura de mercados y la internacionalización de la economía. Al respecto, se vislumbra al surgimiento de una sociedad transnacional que se refleja en la globalización de la producción, los sistemas financieros, la industria del entretenimiento y la generación del conocimiento y la ciencia.

En este contexto en el cual las redes de comunicación proveen los soportes para la transformación de las estructuras industriales, son conceptos clave la innovación y la gestión del progreso científico y técnico. Existe cada vez más énfasis en políticas centradas en la actividad I+D (Innovación y desarrollo), el estímulo de los procesos de transferencia de tecnología y el refuerzo de la cooperación entre instituciones dedicadas a la ciencia y la tecnología. Si pensamos en el desarrollo de las sociedades actuales, se puede afirmar que el conocimiento científico debe constituirse en el eje de las actividades productivas.

La ciencia y la tecnología pueden, en este marco, producir cambios históricos en la estructura social, en la medida en que se reconozca a las instituciones que producen conocimiento y lo divulgan y se puedan extrapolar sus saberes a las esferas educativa, cultural y política. Innovar a través de la puesta en marcha de estrategias de creatividad y de la difusión del conocimiento necesariamente se ha convertido en la llave del crecimiento económico, generando interrogantes y también respuestas a nuevos desafíos sociales. La innovación es el resultado directo del incremento de interacciones con alto nivel de complejidad en contextos locales, nacionales, regionales e internacionales entre individuos, empresas y organismos que promueven la generación del conocimiento.

El paso de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento

Uno de los principales desafíos que plantea la sociedad de la información es el exceso de datos que se publican y difunden a través de diversos canales, plataformas y medios de comunicación. Se torna importante saber cómo interpretar y convertir esa información en conocimiento útil, que pueda ser significativo para diversas estrategias y procesos de aprendizaje social. Se puede hablar de una sociedad dinámica inserta en una cultura del conocimiento en la medida en que los datos se utilicen para empoderar a los ciudadanos, con competencias para apropiarse del conocimiento y de las tecnologías para mejorar su calidad de vida. 

Asimismo, existe una auténtica sociedad del conocimiento cuando las empresas que integran el sistema productivo de un contexto específico participan de una interacción con el ámbito académico y, a partir de este intercambio, la sinergia que determina la difusión de saberes permite que mejoren competitivamente al complejizar sus servicios, diferenciándolos de lo existente en el mercado. No se puede olvidar que las ventajas competitivas tienen una naturaleza dinámica. Por lo tanto, las empresas orientadas a implementar desarrollos y mejoras de productos y procesos, establecer nuevas formas de aproximación con el mercado, cooperar con diversas instituciones, generan más oportunidades frente a sus competidores. Y esto se realiza en la medida que se gestione un correcto acceso a las fuentes de conocimiento.

Todo indica que los cambios tecnológicos actuales no sólo tienen como eje central al conocimiento y a la información, sino que es esencial la aplicación que se origina en estos, en lo que plantea un círculo de retroalimentación acumulativo entre la innovación y sus usos. En este sentido, la evolución de la llamada “aldea global” de Marshall McLuhan [1] reconoce a la educación como la raíz del conocimiento, en una dinámica permanente entre el sistema educativo con la tecnología y la economía modernas.

Dado este marco, en las instituciones científicas se debe fomentar la toma de decisiones que promuevan políticas estratégicas para generar procesos de vinculación con los sistemas educativos en sus diversos niveles, apostando a la apertura para que en el contexto social exista una real apropiación de información, que sea procesada redundando en beneficios económicos y sociales. En las instancias educativas que transitan niños y adolescentes, se hace necesario reafirmar la presencia institucional de los organismos y empresas dedicados a la ciencia y la tecnología, lo cual permitirá formar vocaciones y mostrar la importancia de validar una cultura científica y de las consecuencias que esto tiene para el avance social.

En cuanto a la interacción con el sector económico, las instituciones científicas deben trabajar para convertirse en motores que propicien la creación de redes y clusters, los cuales suponen el agrupamiento de instituciones y empresas dedicadas a una rama de la producción dentro de un espacio geográfico definido, que cooperan obteniendo beneficios tecnológicos que redundan en el desarrollo regional. En definitiva, se trata de establecer líneas de trabajo orientadas hacia una etapa más avanzada que la que propone la libre circulación de la información. El potencial innovador siempre está presente en toda organización, lo que significa que puede ser identificado y/o recuperado al ser gestionado de manera rigurosa y eficiente. Si bien es necesario un contexto social y político en el que estén presentes los estímulos a la innovación, las instituciones que generan conocimientos no deben esperar a que la iniciativa se genere en otros actores sociales, sino que pueden propiciar una dinámica que promueva su valoración social.-

[1] McLuhan, Marshall y Powers, B. R. La Aldea Global. Transformaciones en la vida y los medios de comunicación mundiales en el siglo XXI. Editorial GEDISA, Barcelona, 1995. 

[1] 

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